Madrid.- El día que alguien logre saber cuáles son las preferencias, aficiones, miedos y expectativas de cada persona, usarlas y manipular con fines políticos los sentimientos individuales más ocultos, dominará el mundo. Ese día ha llegado y el amo, hoy, se llama Elon Musk.
Afectado por “la muerte” de su hijo Xavier en la época de la pandemia, el hombre más rico el mundo juró venganza, renegó de sus amigos (los Obama, por ejemplo) y anunció su “despertar ideológico” junto a Donald Trump y al lado de los entonces insignificantes grupos del populismo radical de la ultraderecha europea.
En realidad su hijo no murió, se cambió de sexo, de nombre (Vivian Jenna) y cortó toda relación con su padre, quien habla de él en pasado: “Perdí a mi hijo. Mi hijo Xavier está muerto. Fue asesinado por el virus woke”.
Tener 421 mil millones de dólares no basta para ganar elecciones y tirar gobiernos o destruir sistemas políticos, ¿cómo lo hace?
“Los resultados electorales son la punta del iceberg. Por debajo hay un componente sociológico y en la base de todo encontramos el más fuerte, el antropológico”.
-Y eso, ¿qué es?-, pregunto a Francisco Parra, profesor de Ciencia Política de la Fundación Ortega y Gasset, y de la Universidad Complutense de Madrid.
-Lo antropológico explica el comportamiento desde el punto de vista primario: los miedos se expresan en las urnas electorales. El estrés por la supervivencia traducido a la vida cotidiana: miedo al desempleo, a la migración, a ser desplazado.
Ni los partidos políticos ni los gobiernos -salvo quizá el caso de China-, explica el profesor Parra, tienen esa información. Por eso se dice que “están desconectados” de lo que quiere la gente.
“Las empresas dueñas de los big data, sí la tienen. Lo que quieres, lo que buscas, lo que temes. Cuando estás ante una pantalla es ella la que te está viendo, la que te está escaneando”, afirma.
Cuando el dueño de una big data se une a un político, como es el caso de Elon Musk y Donald Trump, le da información que necesita para ganar una elección, dice el académico y agrega: “La digitalización de nuestra era no excluye el uso político de los datos. Lo estamos viendo”.
El poder de Musk se extiende a Europa, con dos casos ejemplares de apoyo a radicales anti europeístas, ultranacionalistas, que de grupos marginales han pasado a partidos políticos en la antesala del poder.
Musk es un activista de Alternativa para Alemania (AfD), el partido que es vigilado por los servicios secretos de ese país por sus ligas con agrupaciones pronazis, relativiza el Holocausto y lucha por “desinmigrar” Alemania. Para afuera los extranjeros.
Dos días antes de la elección para dilucidar quién ocuparía la candidatura a canciller de Alemania en las elecciones del próximo 23 de este mes, Musk cargó la balanza.
En el horario estelar de la red social de su propiedad, X (antes Tweeter), Musk tuvo una conversación de una hora y media, en tiempo real, con la aspirante Alice Weidel. La presento como “la mejor candidata”, “la más popular”, y acusó a la ex canciller Ángela Merkel de haber “arruinado Alemania”, de “abrir las fronteras”, y obligar a las empresas a mutar hacia la energía solar y eólica.
La conversación fue un show con frases directas al sentimiento, aunque el relato no necesariamente correspondiera a la verdad.
-Alemania tiene los impuestos más elevados de todos los países de la OCDE-, dijo Weidel.
-¡Guau!- exclamaba Musk.
-La delincuencia se está disparando en Alemania-, dijo.
-¡Guau!- repetía Musk.
-El sistema educativo en Alemania está totalmente colapsado-, soltó Alice Weidel.
-¡Guau!- replicaba Musk.
-El gobierno está tirando el dinero de la gente por la ventana-, seguía.
-¡Guau!
El efecto político en AfD fue impactante, ya que había resistencias y desconfianzas hacia Alice Weidel por ser mujer, lesbiana, pareja de una señora de Sri Lanka, con dos hijos en común: los 600 delegados en la convención del partido la eligieron como su candidata, por aclamación.
Se abrió un proceso de investigación en ese país sobre la entrevista, y la cancillería alemana solicitó a Elon Musk que informe de los algoritmos empleados para amplificar la difusión del mensaje de Weidel, por la presunta comisión de delitos electorales al competir con ventaja.
La victimización hizo su trabajo y hoy, ese partido que no pocos señalan como filonazi, se ha colocado como la segunda fuerza política de Alemania, con 21 por ciento en intención de voto, muy por encima del Partido Social Demócrata del canciller Scholz (14 por ciento).
Gran Bretaña es otro objetivo de Elon Musk, a cuyo primer ministro, Keir Starmer, golpea como costal de arena. Según la estadística publicada por el diario Financial Times, de los 616 mensajes emitidos por Musk en su red social en la primera semana del año, 225 estaban relacionados con política interior británica.
Musk, flamante funcionario del gobierno de Trump, escribió que Starmer era cómplice de violaciones en masa, solicitó al rey Carlos que disuelva el Parlamento, y vaticinó que en el Reino Unido “la guerra civil es inevitable”.
Brinda su apoyo al partido radical de ultraderecha Reforma UK, y ha elevado a los altares al líder extremista, “mister Brexit” Nigel Farage, con el que chocó hace un par de semanas y llamó al partido a elegir nuevo líder.
Las respuestas del partido populista de Farage (Reforma UK) al descontento por las consecuencias de la salida de la Unión Europea, parecen dictados por los algoritmos de las empresas de Elon Musk: “La salida de la UE estuvo mal gestionada por los conservadores”. O, “la salida de la UE fue mal gestionada por el Partido Laborista”.
Resultado del impulso de Musk: en julio del año pasado Reforma UK alcanzó sólo el 14 por ciento de la votación. Ahora la intención de voto en favor de ese partido es del 25 por ciento: dos puntos arriba del Partido Conservador, y sólo un punto abajo del partido Laborista del primer ministro Starmer.
¿Cómo sabe Musk qué tecla hay que tocar para manipular políticamente a las personas?
Sus empresas son un poderoso big data. Con IA obtengo:
–Tesla no solo fabrica vehículos eléctricos, sino que es una compañía de software y datos. Cada automóvil de Tesla está equipado con un avanzado sistema de sensores, cámaras y un software con inteligencia artificial que recopila información sobre el comportamiento del conductor. Esto incluye rutas de manejo, hábitos frecuentes, tiempos de viaje y preferencias de entretenimiento.
-La plataforma X ha seguido siendo una de las fuentes más ricas de datos sobre los intereses y opiniones de las personas. A través de los tuits, interacciones, seguidores y temas de tendencia, X tiene acceso a información clave sobre lo que preocupa, interesa y motiva a millones de usuarios en el mundo.
Además, X emplea algoritmos avanzados de inteligencia artificial para analizar patrones de comportamiento y predecir el tipo de contenido que cada usuario prefiere consumir. Esto no solo permite la personalización del feed de noticias, sino que también brinda a la empresa la capacidad de influir en la opinión pública y adaptar su estrategia en función de las tendencias emergentes.
–Neuralink es una de las empresas más innovadoras de Musk, centrada en la conexión entre el cerebro humano y la inteligencia artificial mediante implantes neuronales. Aunque su objetivo inicial es ayudar a personas con discapacidades neurológicas, el potencial de esta tecnología va mucho más allá.
Un implante de Neuralink podría, en el futuro, proporcionar información directa sobre los pensamientos, emociones y reacciones de una persona.
–Starlink, la red de satélites de SpaceX que proporciona internet de alta velocidad en todo el mundo, también tiene el potencial de recopilar una gran cantidad de datos sobre sus usuarios. Al proporcionar conectividad en zonas remotas, Starlink obtiene información, sus patrones de navegación en internet y sus preferencias digitales.
A diferencia de los proveedores de internet tradicionales, Starlink tiene la ventaja de operar a nivel global sin depender de regulaciones nacionales específicas.
Entonces, ¿cómo se le gana a un partido o candidato que dispone de esos datos sobre los sentimientos primarios de los votantes?
Por lo que se vislumbra, pasan a segundo plano los valores indispensables para la convivencia civilizada, solidaria y fraterna que son la democracia, respeto a las reglas, tolerancia, acceso igualitario a la justicia, la verdad, la libertad, pluralidad, separación de poderes, derechos humanos.
Lo primitivo va por delante.
“Está roto el equilibrio entre razón y sentimientos primarios”, afirma el catedrático de la Fundación Ortega y Gasset.