Nadie puede decir con certeza hacia dónde va México, el mundo, o los negocios en esta época. Menos, el dólar.
Donald Trump ha sacado a la luz la verdadera cara de los estadounidenses, como López Obrador lo hizo con los mexicanos y Javier Milei, con los argentinos. En eso nos convertimos, así somos y habremos de ponernos de acuerdo, otra vez.
Lo que sea que seremos, lo seremos en comunidad.
En lo que eso se define, hay un escenario de incertidumbre y ante ésta, al menos dos opciones: quedarse quieto y observar la suerte del resto mientras todo cambia, la cual puede ser la mejor opción para quien, en ánimo filosófico, se resguarde en su espiritualidad.
Otros, menos maduros quizás, queremos anticipar desenlaces, vislumbrar caminos que se cerrarán; la ubicación de los que se abren, o los que están por abrirse en la convivencia entre humanos. Recordemos que al final, esto tiene que ver con nosotros, no con el mundo en su totalidad.
Para ese grupo mi sugerencia es observar tendencias que podemos acomodar en una suerte de tablero, como el que llevamos en los coches para saber si todo está funcionando bien. Van opciones poco observadas.
Uno: Biología. Armados en pesimismo, muchos piensan que el mundo se va a acabar (desde hace siglos). Aún recuerdo a mi padre cuando hace unos 40 años me advirtió que para estas fechas estaríamos peleando todos por comida, producto de la sobrepoblación mundial.
Hasta hoy, no implica precisamente un reto tener acceso a unos tomates.
La ciencia avanza rápidamente, más ahora con ayuda de la tecnología digital. La velocidad para obtener vacunas durante la pandemia fue la muestra de lo que puede venir en el corto plazo. Hoy las amenazas más considerables pesan sobre el calentamiento global y la contaminación del agua y del suelo del que comemos todos.
Para eso hay soluciones que avanzarán en la medida en que nos llegue el agua al cuello.
Hoy, las empresas que brindan soluciones son los ’hippies’ del mercado, hasta que se vuelvan imprescindibles. Exploren a compañías como Weforest o Greenlight Biosciences, empresa estadounidense fundada por el mexicano Andrey Zarur.
En otros ámbitos, las oportunidades que abre la tecnología genética CRISPR ofrecerán resultados de impacto antes de que acabe esta década. Ojo, hay decenas de empresas como Prime Medicine o Beam Therapeutics.
El mismo líder de Nvidia, Jensen Huang, ha recomendado a los universitarios dejar de estudiar software y enfocarse ahora en las ciencias biológicas con las que la inteligencia artificial no puede trabajar.
Dos. Energía. Además de comida o medicina, los humanos no podemos vivir sin algún tipo de energía. ¿Cómo va España hoy, por cierto?
El ritmo al que crece el uso que ustedes dan a su smartphone y a la inteligencia artificial que nos transforma, requiere que del otro lado de la antena haya un enjambre de edificios prendidos y listos para elaborar su siguiente creación inspirada en Studio Ghibli.
No voy a abundar en el tema, pero puedo anticipar que para 2030 no va a alcanzarnos la capacidad instalada de electricidad que tenemos en México y en el mundo. Vamos a regresar a la necesidad de ir por la generación con energía nuclear, el sol, el viento, el abundante hidrógeno por más gas y el almacenamiento en enormes depósitos de baterías que no solo guarden energía en litio, sino en el sodio que provee el mar.
Tres. Cripto. Muchos siguen enfocados en la discusión de si el Bitcoin fue o no creado para generar riqueza para alguien. Pierden de vista lo más relevante, el Bitcoin es un experimento exitoso que mostró que los humanos podemos ponernos de acuerdo sin intermediarios. Atención, bancos.
La cadena de bloques que lo hace posible es uno de los más grandes inventos.
En un mundo en el que nadie confía más en nadie y todos resuelven sus dudas imaginando la estructura de un complot, tener esta vía de comunicación luce indispensable para conseguir una mínima base de acuerdos. Los criptoactivos están aún subvaluado.
Otras tendencias: Claro, la democracia o lo que vaya a sustituirle; el futuro del arte que da sentido a nuestra conciencia y a decir del cine o la música, pierde rumbo. La inteligencia general que sustituirá a la inteligencia artificial, eso merece una columna completa.
¿Querían vivir tiempos interesantes? ¿Cómo llamarían a estos?