ESTRAGON: ¿Y qué hacemos ahora?
VLADIMIR: No sé.
ESTRAGON: Vayámonos.
VLADIMIR: No podemos.
ESTRAGON: ¿Por qué?
VLADIMIR: Esperamos a Godot.
ESTRAGON: Es cierto.
(Diálogo en Esperando a Godot, de Samuel Beckett.)
Las expectativas de que el nearshoring detonaría el dinamismo de la economía mexicana se revelan cada vez más infundadas. El auge de nuevas inversiones foráneas simplemente no ocurrió. El panorama no mejorará en los próximos años con Trump y su política proteccionista. El crecimiento de la economía mexicana dependerá, en lo fundamental, de lo que se haga internamente, por lo que sería hora de abandonar las recetas que nos han atado a un mediocre estancamiento productivo.
Veamos cinco apuntes breves de la inversión extranjera directa (IED) a partir de las cifras que presentó el Banco de México la semana pasada.
1. La IED alcanzó en 2024 los 36.9 mil millones de dólares (mmd). Un incremento de 1.1 por ciento respecto a 2023, año en que había aumentado 1.5 por ciento frente a 2022: se desacelera la llegada de capital foráneo.
2. El dato relevante, en términos del nearshoring, es que las nuevas inversiones apenas sumaron 3.2 mmd en 2024, frente a 5.2 mmd de 2023: una caída de 39 por ciento.
3. Por cada 100 dólares de inversión extranjera directa nueva que se captaban en 2022, el año pasado se registraron solo 17 dólares (83 por ciento de reducción).
4. Las nuevas inversiones representaban en 2022 la mitad de toda la IED; en 2023 solo 14 por ciento y en 2024 registraron la peor marca en décadas: 8.6 por ciento.
5. La reinversión de compañías extranjeras en México y las cuentas entre compañías eran el 50 por ciento de la IED en 2022: ya son 91.4 por ciento.
Conclusión: si bien las compañías extranjeras mantienen y reponen sus activos en el país, va en franca caída la inversión nueva, la que puede dar lugar a producción y empleo adicionales. Los enormes flujos de recursos que se esperaban por el nearshoring no llegaron. Punto.
¿Qué factores internos pueden explicar la atonía y luego la reducción de la nueva inversión extranjera en México? Una respuesta puede estar en las decisiones de política económica y sus efectos sobre la infraestructura clave que buscan las empresas del exterior para decidir instalar su producción. De nuevo, van cinco apuntes a partir de datos de México Evalúa.
A. La pobre inversión física del sector público se deteriora aún más. Como porcentaje del PIB, en el gobierno de López Obrador promedió 2.8 puntos, frente a 3.6 en el gobierno de Peña Nieto y 3.8 con Calderón. En un escenario de baja recaudación fiscal, la variable que se sacrifica una y otra vez es la inversión física, la mejora de infraestructura y, con ello, el crecimiento.
B. En el sexenio pasado incluso se contrajo en términos absolutos la inversión del sector público. A pesos de 2024, en el gobierno de Calderón la inversión física sumó 5,960 mil millones de pesos (mmdp), en el de Peña 6,443 mmdp y con López Obrador 5,381 mmdp. AMLO destinó 579 mmdp menos que Calderón (una reducción de 10 por ciento) a inversión física y 1,061 mmdp por debajo que Peña (una caída de 16 por ciento).
C. Como porcentaje del gasto público total, la inversión física significó el 16.3 por ciento entre 2007 y 2012; el 14.5 por ciento entre 2013 y 2018, y cayó a 10.9 por ciento de 2019 a 2024. Otras prioridades de gasto se comieron los recursos para mejorar la infraestructura básica para atraer nuevas empresas.
D. El sobrecosto de los principales proyectos de obra pública del sexenio de López Obrador (Tren Maya, cancelación del aeropuerto y refinería Dos Bocas) asciende a 673 mil millones de pesos. En el sexenio pasado se gastó poco y, encima, se gastó mal: en obras, alta irracionalidad y bajo retorno de la inversión. En ninguno de esos proyectos se pensó en la infraestructura requerida por el nearshoring.
E. El financiar proyectos inviables y el priorizar el gasto con rédito electoral conllevaron la reducción de la inversión en salud, educación, ciencia y tecnología y medio ambiente durante el sexenio pasado. Menos recursos a temas que gravitan sobre la productividad y la sostenibilidad.
Si México no aumenta la inversión doméstica para dinamizar el crecimiento, no puede aguardar a que otros lo hagan. Eso sí, el gobierno podrá continuar con el teatro del absurdo económico: seguir esperando a Godot.