El autor es director de la Oficina de Pure Earth México.
Cada 22 de abril, el Día de la Tierra nos recuerda que no somos ajenos al planeta que habitamos. Nuestro bienestar, el de nuestras familias y nuestras comunidades, está profundamente entrelazado con la salud de los ecosistemas que nos rodean. Cuidar la Tierra es cuidarnos a nosotros mismos.
Este día no debe ser solo una fecha simbólica. Es una llamada urgente a la acción, a reflexionar sobre nuestros hábitos y a reforzar nuestro compromiso con la justicia ambiental. En una época atravesada por el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación, es fundamental visibilizar también aquellas amenazas menos evidentes, pero igual de destructivas. Una de ellas es el plomo.
Durante décadas, el plomo ha estado presente en nuestras vidas: desde la gasolina, hasta las pinturas, cerámicas, utensilios domésticos, los suelos, el agua y hasta algunos alimentos. Este metal pesado es altamente tóxico y no se degrada. Permanece. Se acumula. Y cuando lo hace, deja una huella indeleble en el medio ambiente y en la salud humana.
Los efectos del plomo son devastadores, en especial para niñas y niños, cuyos cuerpos en desarrollo son más vulnerables a su impacto. Afecta el sistema nervioso, reduce la capacidad de aprendizaje, y puede generar daños irreversibles en comunidades enteras que muchas veces ni siquiera son conscientes de la exposición a la que están sometidas.
Aunque ha habido avances importantes en la eliminación del plomo a nivel mundial, previniendo más de un millón de muertes prematuras al año, la batalla está lejos de haber terminado. En México, aún hoy encontramos niveles peligrosos de plomo, suelos agrícolas contaminados, comunidades vulnerables sin atención, ni protección ante esta amenaza silenciosa.
Desde Pure Earth México, en este Día de la Tierra 2025 reafirmamos nuestra misión: identificar, reducir y eliminar la exposición al plomo y otros contaminantes tóxicos que amenazan la vida y el futuro de millones. Creemos que la justicia ambiental no puede esperar. No basta con conocer el problema: es momento de sanarlo.
Este 2025, bajo el lema “Nuestro poder, nuestro planeta”, recordemos que cada decisión que tomamos, cada acción que emprendemos tiene un impacto. Tenemos el poder de proteger la Tierra, de protegernos a nosotros mismos, y de garantizar un futuro más limpio y justo para las próximas generaciones.
Actuemos hoy. El planeta y nuestras vidas lo necesitan.