La industria de los semiconductores se ha convertido en uno de los pilares de la economía global dado que los microprocesadores, memorias, sensores, circuitos integrados, entre otros, se encuentran en prácticamente todos los dispositivos y sistemas electrónicos.
La creciente demanda de tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial (IA), el Internet de las Cosas (IoT), el cómputo en la nube y la creciente adopción de vehículos eléctricos han convertido a los semiconductores en un recurso estratégico, de acuerdo con la “Semiconductor Industry Association” (SIA).
Con la reconfiguración de las cadenas de suministro globales y la tendencia del nearshoring, México se encuentra ante una oportunidad única para insertarse de manera más activa en este sector de alto valor agregado.
Esta industria se remonta a mediados del siglo XX, cuando se inventó el transistor entre 1947 y 1948; y, posteriormente, el circuito integrado en la década de 1950. Estos hitos dieron paso a la miniaturización de componentes electrónicos y sentaron las bases de la llamada “revolución digital”.
En la década de 1970, empresas pioneras como Intel y Texas Instruments comenzaron a fabricar microprocesadores y memorias que impulsarían la aparición de las computadoras personales y la electrónica de consumo.
La adopción masiva de computadoras personales en la década de 1980 y la expansión de Internet en la de 1990 aceleraron el desarrollo de semiconductores cada vez más potentes y compactos. Durante estos años, la fabricación de semiconductores se concentró en Estados Unidos, Japón, Europa y, posteriormente, Corea del Sur y Taiwán.
A partir de la década de los 2000, la industria presenció la explosión de los teléfonos inteligentes y otros dispositivos móviles. La necesidad de procesadores y memorias de alto desempeño, así como el surgimiento de dispositivos conectados, disparó la demanda de semiconductores.
De acuerdo con la SIA, las ventas globales de semiconductores superaron los 500 mil millones de dólares en 2021, reflejando el peso de esta industria en la economía mundial.
En la actualidad, la industria de los semiconductores vive una etapa de expansión acelerada vinculada a cuatro grandes motores de crecimiento: 1) La IA, que requiere una enorme capacidad de cómputo para procesar grandes volúmenes de datos (visión por computadora, reconocimiento de voz y análisis predictivo, entre otros casos de uso); 2) Cómputo en la nube, que demanda procesadores y memorias de alto rendimiento para dar forma a los centros de datos; 3) Mayor fabricación de automóviles eléctricos, ya que incorporan múltiples sistemas electrónicos que demandan semiconductores y sensores avanzados; 4) Dispositivos médicos y equipos de salud que, de acuerdo con la OMS, utilizan circuitos integrados y sensores muy sofisticados que requieren de altos estándares de confiabilidad.
De acuerdo con estimaciones de la SIA y de McKinsey, se prevé que el mercado global de semiconductores continúe creciendo a tasas anuales de entre 5% y 8% en la próxima década, pudiendo superar el billón (millón de millones) de dólares de valor para 2030.
Ante este contexto, ¿qué estrategias se podrían impulsar en México para potenciar la industria de los semiconductores? Me permito mencionar algunas:
● Identificar regiones con alto potencial, como Jalisco, Nuevo León, Baja California y Chihuahua que destacan en los sectores de tecnología, electrónica y manufactura avanzada.
● Desarrollar centros de innovación, ya que existe evidencia de que la creación de espacios para la investigación y la innovación facilitan la transferencia de conocimiento y la configuración de cadenas de valor. El hub de innovación de Jalisco es un ejemplo de esto.
● Propiciar la colaboración interinstitucional entre el sector público y privado, y las instituciones educativas y de investigación para alinear objetivos y recursos en torno a la formación de un clúster sólido de semiconductores en cada región de México con potencial para desarrollar la industria.
● Crear fondos público-privados para fomentar la investigación en semiconductores y la colaboración con empresas líderes en la industria.
● Crear parques tecnológicos para atraer empresas del sector que busquen relocalizarse en México.
● Diseñar programas académicos especializados en diseño de circuitos integrados, microelectrónica, nanotecnología, fotónica, entre otros temas.
La industria de los semiconductores es un pilar fundamental de la economía global, con un crecimiento impulsado por tecnologías emergentes como la IA, el cómputo en la nube y los vehículos eléctricos.
México tiene una oportunidad única para insertarse en este sector estratégico mediante el desarrollo de centros de innovación, la colaboración entre instituciones, el fomento a la investigación y la creación de clústeres tecnológicos y centros de innovación.
Con una visión estratégica y políticas industriales adecuadas, el país podría aprovechar lo atractivo que aún resulta para el “nearshoring” y consolidarse como un actor clave en la cadena de valor de los semiconductores.
El autor es Profesor del Departamento de Finanzas y Economía de Negocios de EGADE Business School del Tecnológico de Monterrey.