Al momento en que escribo estas líneas, todo parece indicar que se implementarán los aranceles del 25 por ciento a Canadá y a México el martes 4 de marzo, aunque ya sabemos que el presidente Trump como dice una cosa, dice otra; así es que no me extrañaría que después del regalo que recibió de 29 prisioneros de alto interés, entre ellos uno de los más buscados por los Estados Unidos desde hace 40 años “Caro Quintero”, el presidente Trump pueda cambiar de opinión.
Caro Quintero es uno de los principales acusados por el asesinato del agente de la DEA (Drug Enforcement Agency) Enrique Camarena en febrero de 1985, y estuvo en prisión por 28 años pero lo soltaron en el 2013, se giró una nueva orden de aprensión, huyó y lo “pescaron” finalmente en el 2022; ahora es entregado a los Estados Unidos, en donde finalmente se procesará por el asesinato del agente Camarena.
En 40 días en la presidencia, Trump ha generado una montaña rusa de acciones, preocupaciones, procesos judiciales, crisis internas, externas y geopolíticas.
Cuando pensábamos que en esos 40 días habíamos visto todo, el viernes 28 de febrero fuimos sorprendidos nuevamente por lo que creo que fue la peor reunión entre jefes de estado en la Casa Blanca, entre el presidente Trump y el presidente de Ucrania Volodymyr Zelensky.
En una reunión en la que el vicepresidente Vance y el presidente Trump acusaron de ingratitud, al presidente Zelensky, así como de no estar en una posición para negociar, quedó claro que el presidente Trump está interesado solamente en que Ucrania pague por el apoyo que los Estados Unidos le ha dado para enfrentar la invasión de Rusia desde el 2014.
Según cifras en la publicación “Fact Sheet” de la Oficina de Asuntos Políticos y Militares del 20 de enero del 2025, del Departamento de Estado de los Estados Unidos, se estima que los Estados Unidos han enviado $166.8 mil millones de dólares a Ucrania.
De dicho monto, $69.2 mil millones de dólares fueron asistencia militar desde la invasión de Rusia a Ucrania en el 2014, otros $65.9 mil millones de dólares desde la invasión en el 2022 y otros $31.7 mil millones de dólares como parte de paquetes autorizados de emergencia por el presidente de los Estados Unidos desde el 2021.
Sin embargo, hay otras estimaciones más amplias que acercan la cifra de apoyo a Ucrania cerca de los $183 mil millones de dólares.
El asunto es que después de esa infame reunión del viernes 28 de febrero entre Trump y Zelensky, queda claro que Trump (yo no diría que los Estados Unidos) está más preocupado por el dinero, que por el hecho de que otro país invada territorialmente a otro país con menores recursos para defenderse y, por si fuera poco, no importa ahora que el país invasor resulta ser el rival por antonomasia de los Estados Unidos de América.
El mensaje que está mandando ahora el presidente de los Estados Unidos es muy claro, “no me importa lo que pase en Europa, si necesitan mi ayuda, que paguen”. Imaginen estimadas y estimados lectores que, si Trump hubiera sido presidente en 1941 se hubiera enfocado en defenderse solamente de Japón, pero no se hubiera involucrado en la guerra en Europa.
Ante todo esto, y con gran incertidumbre, es que entran en vigor lo aranceles afectando a más de $588 mil millones de dólares de exportaciones mexicanas (cifra del INEGI para el 2024).
Por un lado, las exportaciones mexicanas tendrán una reducción lo cual afectará a la producción nacional, al empleo y al ingreso nacional, y por otro lado, el precio de los productos en los Estados Unidos tendrá un incremento significativo generando inflación y por lo tanto impactando negativamente en el poder de compra del consumidor promedio en ese país.
El presidente Trump ha ocasionado tanta conmoción con sus órdenes ejecutivas disruptivas en estos últimos 40 días que, es de esperarse que el aparato burocrático de ese país pierda efectividad en sus tareas fundamentales.
Mientras tanto, nosotros tenemos que poner en claro el plan económico para los siguientes años. Ante la caída de las exportaciones ocasionada por los aranceles en los Estados Unidos, debemos compensar con una mayor atracción y mayor fomento de inversión, tanto externa como interna.
El gasto público podría ser otra variable relevante, pero ya estamos enfrentando un mayor desequilibrio fiscal que solamente se ha podido balancear con mayor deuda. De continuar esta tendencia, veremos mayor debilidad de nuestra moneda, y potencialmente podríamos entrar en una mayor crisis económica, como hace tiempo no hemos visto – bueno, desde la pandemia.
El INEGI dio a conocer hace algunos días la estimación oportuna del Producto Interno Bruto de México para el IV trimestre del 2024. Con ese dato se estima que el crecimiento anual de la economía mexicana para el 2024 fue cercana al 0.5 por ciento, y para el sexenio de López Obrador fue de 1.5 por ciento de crecimiento promedio anual, muy lejos del prometido 6 por ciento.
Los pronósticos de crecimiento para este 2025 no son buenos, muy probablemente tengamos un crecimiento negativo en este primer trimestre del 2025 respecto al 2024, y de continuar la incertidumbre con nuestro vecino del norte, tendremos que buscar alternativas sostenibles para mover la economía nacional.
Es altamente probable que las exportaciones pierdan importancia relativa respecto a nuestro PIB, de ser así, esta será una oportunidad para fortalecer el mercado interno promoviendo la creación y el desarrollo de empresas formales para que se incremente el empleo formal y compensar, en la medida de lo posible, la caída en el ingreso nacional ocasionado por la pérdida de exportaciones por el incremento en los aranceles.
Un incremento en el número de empresas formales, y en el empleo formal en el país no solo puede mejorar la economía interna sino también podría mejorar los ingresos fiscales para la administración de Claudia Sheinbaum.