La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en el motor de cambio más significativo de nuestro tiempo. Su avance plantea preguntas complejas sobre cómo los gobiernos pueden aprovechar esta tecnología para impulsar el desarrollo económico y social. En 2025, los contrastes entre los gobiernos de Donald Trump en Estados Unidos y Claudia Sheinbaum en México marcan caminos opuestos en esta carrera tecnológica. Para el noreste de México y Texas, una región que está emergiendo como un bastión de competitividad, la IA ofrece oportunidades únicas, pero también plantea retos que requieren acción inmediata.
El regreso de Trump a la Casa Blanca, bajo la narrativa de “America First”, ha traído consigo una renovada estrategia de proteccionismo económico. Su enfoque en la repatriación de cadenas de suministro y la protección de la manufactura local incluye fuertes incentivos para la adopción de tecnologías avanzadas dentro de las fronteras estadounidenses. De acuerdo con datos del gobierno, en 2023, Nuevo León registró exportaciones por un valor de $56,016 millones de dólares, la cifra más alta en la historia de la entidad.
Sin embargo, el enfoque de Trump también plantea riesgos. Las barreras comerciales endurecidas y las restricciones migratorias podrían obstaculizar la colaboración transfronteriza que ha sido clave para el crecimiento regional. Además, la insistencia en una “soberanía tecnológica” estadounidense podría dificultar el acceso de las empresas mexicanas a herramientas y conocimientos desarrollados en Estados Unidos, perpetuando una brecha tecnológica que limita el potencial conjunto.
Por otro lado, recientemente, el gobierno de Claudia Sheinbaum presentó el Plan México, su programa de impulso al desarrollo económico y regional, en cual destacó que es un “plan de largo plazo” que tiene como objetivo que México se convierta en la décima economía del mundo en 2030. El plan se basa en tres ejes fundamentales: fortalecimiento del mercado nacional, sustitución de importaciones y fortalecimiento de los mercados regionales. Sin embargo, el gobierno de Claudia Sheinbaum en México parece apostar por un enfoque progresista, con un énfasis en tecnología y sustentabilidad. Sheinbaum busca impulsar proyectos para democratizar el acceso a la IA en sectores clave como la educación, la salud y la seguridad. En estados como Nuevo León, donde la industria y los ecosistemas de innovación están en procesos de maduración, estas iniciativas podrían generar un impacto significativo.
No obstante, el panorama no está exento de retos. La infraestructura digital en amplias regiones de México sigue siendo deficiente, lo que limita la capacidad de la IA para transformar la economía y la sociedad. Aún más preocupante es la desigualdad digital entre el norte industrializado y el sur rural, un problema que amenaza con ampliar la brecha económica y social. Los gobiernos estatales en el noreste de México, en colaboración con el sector privado y las universidades, tienen una tarea urgente: cerrar esta brecha y garantizar que los beneficios de la IA lleguen a todos.
En este contexto, la región noreste de México y Texas ocupa una posición estratégica. La formación de talento binacional es fundamental, ya que la IA demanda una fuerza laboral altamente capacitada. En 2024, la demanda de ingenieros en tecnología y datos en Texas y Nuevo León aumentó un 40% respecto al año anterior. Programas educativos transfronterizos podrían ser el catalizador que la región necesita para desarrollar talento capaz de liderar la adopción de tecnologías avanzadas. Instituciones como EGADE Business School están en una posición privilegiada para liderar este esfuerzo.
Monterrey y Austin tienen el potencial de convertirse en nodos complementarios dentro de un ecosistema de innovación transfronterizo. Esto requiere inversiones coordinadas en infraestructura tecnológica, como hubs de IA y centros de datos. Según estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo, invertir en infraestructura digital podría incrementar en un 5% el PIB combinado de ambas regiones en los próximos cinco años.
Asimismo, la región necesita un marco político transfronterizo que fomente la integración económica y evite el proteccionismo excesivo. La IA puede ser una herramienta clave para optimizar cadenas de suministro y reducir costos logísticos, fortaleciendo la competitividad regional. En 2023, las cadenas de suministro optimizadas mediante IA en la región lograron una reducción de costos del 12%, según McKinsey & Company.
El futuro de la IA en el noreste de México y Texas dependerá de la capacidad de sus líderes para navegar los contrastes políticos entre Trump y Sheinbaum. Aunque sus visiones pudieran ser divergentes, la tecnología tiene el potencial de servir como un puente que conecte a ambas naciones en un esfuerzo común por la innovación y el desarrollo sostenible.
Para las empresas, los gobiernos y la academia de la región, el desafío es claro: construir un modelo de desarrollo que sea inclusivo, resiliente y sostenible. La IA no es solo una herramienta tecnológica, sino un catalizador de cambio que podría transformar esta región en un ejemplo global de colaboración transfronteriza. En un mundo polarizado, el noreste de México y Texas tienen el potencial de liderar con una visión compartida de innovación y prosperidad.
El autor es experto en innovación, sustentabilidad y responsabilidad social empresarial. Actualmente es Director Regional de EGADE Business School para CDMX-Región Centro Sur y colabora en el Centro de Evolución Digital de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey.