En la medicina moderna, muchos laboratorios que inicialmente desarrollaron sustancias para tratar una enfermedad terminan descubriendo efectos terapéuticos inesperados en otras afecciones. Un caso emblemático es el del sildenafilo, concebido para problemas cardiovasculares y posteriormente convertido por Pfizer en “Viagra”, el famoso tratamiento para la disfunción eréctil.
Descubrir estos “segundos usos farmacéuticos” no es sencillo ni barato. Se requieren costosos ensayos clínicos para demostrar su seguridad y eficacia, motivo por el cual quienes invierten en estas investigaciones obtienen patentes que les otorgan exclusividad por 20 años.
En años recientes, hemos visto una ola de medicamentos exitosos contra la obesidad basados en este principio. Tal es el caso de la semaglutida, ingrediente activo que Novo Nordisk introdujo como “Ozempic” para la diabetes y que ahora también comercializa como “Wegovy” para la obesidad.
Las patentes que protegen estos nuevos usos tienen el mismo valor que cualquier otra. De hecho, el T-MEC las reconoce expresamente en sus artículos 20.36.2 y 20.51.1, obligando a México a garantizar su protección y a permitir a sus titulares impugnar solicitudes de comercialización de terceros.
Sin embargo, la ministra Yasmín Esquivel parece discrepar. En su proyecto de resolución del amparo 907/2023, promovido por Pfizer, propuso excluir estas patentes de la Gaceta de Patentes Vigentes de Medicamentos publicada por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), dirigido por Santiago Nieto. Para evitar un precedente adverso, Pfizer se desistió antes del fallo, pero el criterio podría ser retomado por otros jueces en el futuro.
Más allá de la postura adoptada, preocupa la falta de profundidad con la que se trató un tema de tal relevancia. El argumento central del proyecto es que incluir estas patentes en la Gaceta podría afectar el sistema de salud al obstaculizar la comercialización de medicamentos con ingredientes activos cuya patente ya ha expirado, una conclusión que no se sustenta en estadísticas u otros elementos objetivos.
Las decisiones judiciales en materia de patentes deben tomarse con el máximo rigor metodológico, considerando no solo su impacto en el sistema de salud, sino también los compromisos internacionales. Una interpretación imprecisa o superficial puede generar conflictos con nuestros principales socios comerciales, especialmente Estados Unidos, de donde proviene gran parte de las innovaciones patentadas en el país. En un contexto donde la innovación farmacéutica es clave para el desarrollo, garantizar un marco legal sólido y predecible es esencial para atraer inversión y evitar disputas, especialmente cuando la revisión del T-MEC está a la vuelta de la esquina.
POST SCRIPTUM. Hablando de medicinas, el senador Jorge Carlos Ramírez Marín presentó una iniciativa para que el tequila, el mezcal y otras bebidas con denominación de origen sean supervisadas por un solo consejo regulador. Este modelo ha funcionado exitosamente en el caso del tequila, por lo que replicarlo en otras denominaciones resulta sensato. Ojalá su aprobación sea tan expedita como lo fue la reforma judicial.