Más allá que la propuesta del gobierno de Trump de gravar el envío de remesas con el 5% de su valor represente una violación al Tratado para Evitar la Doble Tributación entre México y Estados Unidos, la medida implica un golpe potencial de más de 3,300 millones de dólares al ingreso anual de divisas de México. De acuerdo con diversas fuentes oficiales, las remesas alcanzaron el año pasado un máximo histórico de 64,745 millones de dólares, por encima de los 54,430 millones de dólares por exportaciones agroindustriales, de los 32,956 millones derivados del turismo y de los 28,426 millones por exportaciones de petróleo. Las exportaciones de la industria automotriz alcanzaron 193,907 millones de dólares.
La sección 112105 de la propuesta republicana de presupuesto para el 2026, indica que todo individuo que no sea ciudadano estadounidense deberá pagar el 5% del valor de la transferencia a partir del próximo primero de enero. Hoy en día, sólo el estado de Oklahoma cobra cinco dólares por envío cuando la cantidad es menor a 500 dólares y el uno por ciento cuando es mayor a esta cantidad. El Banco Mundial estima que los trabajadores migrantes envían cada año más de 660,000 millones de dólares desde Estados Unidos con destino principalmente a México, China, India, Filipinas y Guatemala.
Hasta ahora, ningún representante ha puesto a discusión el tema del impuesto a las remesas, ni en la reunión del comité de Medios y Procedimientos del pasado martes, ni en la del comité de Presupuesto del viernes. Las discusiones han girado alrededor de los recortes a Medicaid, un programa que ayuda a cubrir los costos médicos de los más necesitados y que fue la razón del fracaso de la reunión del viernes; al nivel de deducciones fiscales estatales y municipales; y los recortes a los créditos para proyectos verdes, para estudiantes y al programa de cupones para alimentos. El impuesto a las remesas forma parte del capítulo “Remoción de Beneficios Fiscales para Inmigrantes Ilegales,” que se conoce desde hace tiempo y que fue aprobado sin comentarios por el comité de Medios y Procedimientos.
Aunque el Caucus Hispano -un grupo de 38 representantes y cuatro senadores demócratas que cabildean en favor de los intereses de la comunidad hispana en el congreso- se ha manifestado en contra del impuesto a las remesas, no se puede saber cómo votarán sus integrantes debido a que la iniciativa de presupuesto incluye otros temas que pueden tener un mayor impacto sobre sus votantes. La representante Verónica Escobar (demócrata de Texas) es el único miembro del Caucus Hispano que forma parte del comité de Presupuesto de la Cámara y que pudo tener interés en traer a discusión el tema en la reunión del comité del domingo por la noche. Una vez que el comité de Presupuesto apruebe la iniciativa pasará al comité de Reglas de la cámara baja, donde Teresa Leger Fernández (demócrata de Nuevo México), único miembro del Caucus Hispano de ese comité, sería quien podría tener interés en discutir el tema.
Si el gobierno mexicano pretende cabildear en contra del impuesto a las remesas en la Cámara de Representantes lo tiene que hacer presencialmente esta semana, ya que el speaker Mike Johnson quiere que la iniciativa se vote este viernes para enviarla al senado, con quien habrá que conciliar varios temas y, bajo un escenario optimista, tener la versión final aprobada para que Trump la firme el cuatro de julio. Si la Cámara de Representantes aprueba el impuesto a las remesas, las opciones restantes estarán en los comités de Finanzas y de Presupuesto del Senado, ambos presididos por republicanos afines a Trump (Mike Crapo y Lindsey Graham), donde podría haber eco a la postura mexicana si se presentara como una propuesta conjunta de los países afectados.
Sin embargo, la pregunta es: ¿cuál sería el costo político de eliminar el impuesto a los aranceles? Luego de 15 años prácticamente sin presencia en el Capitolio, ¿quién sería el portavoz? Si las peticiones del gobierno de Sheinbaum no son escuchadas por los legisladores, la única alternativa es hablar con Trump. Hasta el momento, todo lo que ha pedido el presidente de Estados Unidos a México se ha hecho y sin aplicar ninguna represalia por los aranceles. ¿Qué más podría pedir?
Por su parte, esta situación muestra la enorme importancia de ir generando una plataforma en Washington de legisladores afines a México, sobre todo republicanos, que serán claves en la aprobación del nuevo TMEC e iniciar un reacercamiento que conviene a todos.