En la Reforma Energética de 2013 en México se estableció como mandato para el sector eléctrico el cumplimiento de metas de generación de energías limpias y reducción de emisiones. Para lograrlo, se introdujeron como instrumento principal los Certificados de Energía Limpia (CELs). Con la Reforma Energética de 2024 y la publicación de leyes secundarias en marzo de 2025, los CELs se mantienen, aunque con modificaciones importantes.
¿Qué es un CEL y cuál era su objetivo? Un CEL acredita la producción de un megawatt-hora de energía eléctrica a partir de fuentes limpias. El mecanismo funciona obligando a los usuarios a consumir un porcentaje mínimo de energía limpia, comprando CELs a su suministrador, en quien recae la obligación de declarar los CELs ante la autoridad. La Secretaría de Energía (SENER) es quien debe establecer el requisito y publicarlo cada año. Entre 2018 y 2022, el requisito anual aumentó del 5 al 13.9 por ciento. Desde entonces, se ha mantenido fijo en 13.9 por ciento.
Cambios en los CELs bajo la nueva ley, Ley del Sector Eléctrico (LESE).
La LESE elimina el criterio de antigüedad de las plantas generadoras: ahora podrán recibir CELs sin importar su fecha de entrada en operación ni su propietario.
Además, los CELs ahora tendrán una vigencia de 2.5 años (antes eran indefinidos), y su registro estará a cargo de la Comisión Nacional de Energía (CNE), incluyendo fecha de emisión, vigencia e historial de propietarios. También se modificó la ventana de publicación del requisito anual por parte de la SENER, que podrá emitirse durante el primer cuatrimestre y aplicará a los siguientes tres años.
Implicaciones de estos cambios. El objetivo de los CELs era incentivar la inversión en energías limpias. Sin embargo, al ampliar el universo de plantas elegibles, la LESE podría saturar el mercado y reducir el valor del CEL, restando atractivo a nuevas inversiones. Por ejemplo, según la CRE, en 2024 se otorgaron 28 millones de CELs. Bajo las nuevas reglas, podrían haber sido 77 millones.
Esto podría provocar una caída de precios y reducir el incentivo financiero que representan. Será clave conocer los nuevos requisitos que publique SENER, si lo hace, ya que sería la única forma de mantener el equilibrio en el mercado.
¿Hacia dónde va la transición energética? La meta de alcanzar un 35% de energías limpias en 2024 quedó lejos: apenas llegamos al 22%, con una caída del 13% respecto a 2023.
Las trabas a la generación renovable durante el sexenio pasado —cancelación de subastas, bloqueos a nuevos proyectos y permisos— frenaron seriamente el avance. Si bien la actual administración muestra una mayor apertura, el verdadero impulso dependerá de cómo se aplique la nueva legislación y de si se recupera la confianza del sector privado.
La transición energética aún es posible, pero requiere reglas claras, objetivos ambiciosos y voluntad política.