Es curioso cómo hace unos años, el optimismo hacia el nearshoring en México pintaba un panorama casi perfecto: fábricas reubicándose, inversión extranjera creciendo, y una oportunidad histórica para integrarse aún más con la economía estadounidense.
Sin embargo, hoy no sabemos si exista este entusiasmo, por lo que en lugar de emocionarnos, se levantan dudas acerca de la sostenibilidad a largo plazo o la ventaja competitiva que esto podría ofrecer. ¿Por qué? Seguro han escuchado de la famosa “Guerra de Aranceles”.
Nearshoring: ¿Qué es? El nearshoring consiste en mover el proceso de producción de una empresa con base extranjera a países objetivos, así como un destino cercano para el final de los productos.
Se utiliza como una actividad estratégica, la cual tiene como objetivo reducir costos, mejorar el proceso logístico, “diversificar riesgos” y en muchos casos mejorar tiempos de entrega.
Desde 2019, BMW tiene su fábrica en San Luís Potosí, donde tienen costos de mano de obra más económicos vs EE.UU, ahorran tiempo de traslado del producto desde Alemania, y tienen una cadena logística más eficiente.
Sin embargo, este panorama ideal se ha visto alterado por nuevos desafíos como los aranceles, la incertidumbre política y los cambios en la normativa comercial, lo cual obliga a las empresas a replantear sus estrategias de producción y distribución en la región.
Expectativas para el Nearshoring en 2025
Según el reporte de SiiLa, actualmente el nearshoring está en una fase transitoria, donde, a diferencia del auge del 2021, hoy llegan 31 por ciento menos empresas extranjeras.
Las empresas que llegan ahora a México tienen una estrategia distinta, mientras que las que ya están establecidas se expanden de una forma más firme, dando una perspectiva que sigue habiendo un incentivo para llegar a México, pero desde un punto de vista distinto (SilLa, 2025).
El crecimiento del nearshoring está acompañado del apetito y la perspectiva de inversores extranjeros dentro del país.
Factores como el posible retroceso en el crecimiento económico y externalidades como los aranceles, impactan negativamente en la perspectiva de México como un país para reposicionar empresas.
Según la Dr. Rubio Campos, investigador nacional de la SECIHTI de México, “Una guerra comercial de este tipo genera costos muy altos para los consumidores en Canadá, EE. UU. y México, podría generar una desaceleración económica y una caída en el empleo al hacer la región más cara y menos competitiva frente a otras regiones del mundo” (2025).
Desafíos a considerar
El boom del nearshoring también conlleva grandes retos, como la innovación tecnológica y la digitalización. Si bien se invirtieron más de 6,000 millones de dólares en infraestructura industrial de acuerdo a la Asociación Mexicana de Parques Industriales en 2023 (La Capital, 2025), estos retos prevalecen.
Fernando Olloqui, CEO de Licify, empresa de soluciones de software para la industria de la construcción, afirma que la ventaja competitiva que otorga el nearshoring a México se ve obstaculizada por la falta de innovación en herramientas digitales, que causa a su vez encarecimiento de costos, poca eficiencia y menor rapidez.
Actualmente, frente a los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, México tiene un gasto en investigación y desarrollo del 0.3% como proporción del PIB (menor al promedio ubicado en 2.5%).
Es por esto que fomentar la innovación, y establecer una conexión entre los sectores educativo y comercial promovería un avance considerable (López Peña, 2025).
Además de esto, otros retos a superar se encuentran en la falta de inversión privada, infraestructura comercial deficiente y problemas en suministros de agua y energía.
¿Qué sigue? En México, la estrategia prometedora del nearshoring ha pasado de ser una oportunidad económica indiscutible a un panorama lleno de incertidumbre.
Las empresas extranjeras ya establecidas siguen teniendo interés en México, sin embargo, la guerra de aranceles ha puesto temporalmente un freno de mano para la llegada de nuevos jugadores.
Como mencionamos anteriormente, el futuro del nearshoring dependerá de la innovación tecnológica y digital.
Modernizar los procesos y aumentar la inversión en infraestructura son algunos de los caminos que México deberá tomar para fomentar la inversión extranjera y mantenerse en una posición competitiva globalmente.
Este artículo nace en un salón de clase en colaboración de los futuros financieros: Carmina Santos, Arantxa Echávarri, Piero Guillén, Jaime Rosete, y Paola Benavides.