Bastante peculiar la novela del equipo de fútbol profesional Tigres de la UANL en el fútbol mexicano en los últimos días. No me meteré en temas estrictamente deportivos o de estilo de juego, porque no es mi área de expertise. Pero me llama la atención cómo se ha venido gestionando el talento dentro del equipo en los últimos años.
Definitivamente, a un equipo deportivo profesional no podemos compararlo con una empresa tradicional como en la que usted o yo podríamos trabajar. Aquí tienes al consumidor (aficionado) gritándote todo el tiempo (me incluyo). Es como si, en la línea de manufactura de Apple, los usuarios les dijeran a los empleados, en tiempo real y a gritos, qué les gusta y qué no de los iPhone y de los iPad.
Pero tampoco es que los equipos deportivos profesionales, o al menos aquellos gestionados por empresas o dueños institucionales en cualquier liga del mundo, se administren de manera muy diferente.
En las principales ligas profesionales del mundo, los equipos deportivos se manejan administrativamente como cualquier otra empresa. Algunos son empresas privadas propiedad de individuos, grupos de inversión o conglomerados.
En este modelo, los dueños financian la operación del equipo y buscan maximizar tanto el éxito deportivo como la rentabilidad económica. Un ejemplo es el Paris Saint-Germain (PSG), propiedad de Qatar Sports Investments.
Otros equipos han optado por convertirse en sociedades anónimas y cotizar en bolsa, lo que les permite obtener financiamiento a través de la venta de acciones. Esto les da acceso a capital mediante el mercado financiero y los obliga a una mayor transparencia en su gestión.
A nivel mundial, encontramos ejemplos de conglomerados deportivos como Madison Square Garden Sports Corp. (NYSE: MSGS), dueño de los New York Knicks (NBA) y los New York Rangers (NHL), o el Manchester United (NYSE: MANU), que cotiza en la Bolsa de Nueva York y es controlado por la familia Glazer.
En México, nuestro ejemplo local es el Club América, que, a través de su empresa matriz Ollamani, S.A.B., cotiza en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) bajo la clave de pizarra “AGUILAS.CPOs”.
Sin embargo, que un equipo no sea propiedad de un conjunto de socios o que no cotice en bolsa, como los Tigres de la UANL (administrados por CEMEX) o los Rayados del Monterrey (propiedad de FEMSA), no significa que no se gestionen bajo principios empresariales profesionales.
De hecho, en una entrevista publicada en EL FINANCIERO este lunes, Pedro Esquivel Ayanegui, presidente de administración del Club de Fútbol Monterrey, confirma que los equipos profesionales, más allá de las pasiones deportivas, buscan principalmente su sostenibilidad financiera.
Esquivel Ayanegui mencionó en la entrevista que le hizo Edgar Rivera: “Rayados no solo piensa en ganar el campeonato inmediato, y aunque esto puede ser una ambición, también reconocemos que hay una industria del fútbol que, si bien vive de los resultados deportivos a corto plazo, también lo hacemos pensando en estar más cerca de lograr los campeonatos de los torneos en los que competimos. Así tendremos independencia y sostenibilidad.”
Regresando a la inusual decisión de Tigres, en un sorpresivo giro en la dirección técnica, el equipo de la UANL —gestionado por la multinacional CEMEX— anunció este domingo 2 de marzo de 2025 la salida de Veljko Paunovic como estratega.
Inmediatamente después, el club confirmó que Guido Pizarro, quien apenas un día antes había disputado como jugador el partido en el que Tigres logró un triunfo en la cancha del Estadio Victoria frente al Necaxa, asumiría el cargo de director técnico.
¿Qué tan tóxico será el ambiente de trabajo y cultura organizacional en Tigres? La actual directiva, encabezada por Mauricio Culebro desde 2021, ha tenido seis directores técnicos. Varios de ellos han salido por la puerta de atrás y en circunstancias, por decirlo menos, peculiares.
Imaginemos el caso del recién destituido Veljko Paunovic, quien apenas llegó al equipo el año pasado: sus indicadores de desempeño (tercer lugar en la tabla general) son impecables, sus OKR (objetivos y resultados clave) superan expectativas (incluso con el complicado triunfo ante Necaxa) y, de repente, lo sustituyen con uno de sus propios colaboradores.
Y para mayor inri (es decir, para mayor burla), Pizarro —quien, dato curioso, ha sido jugador, portero y ahora entrenador— ya tenía su propio equipo de trabajo listo.
Algunos de sus integrantes, extranjeros, ya contaban con permisos y visas para laborar en México, algo que no se gestiona en un solo día. Esto deja claro que la decisión se venía cocinando desde hacía tiempo, a espaldas del director técnico Paunovic.
El caso recuerda lo sucedido con Starbucks en agosto de 2024, cuando la empresa anunció la salida inmediata de su CEO, Laxman Narasimhan, tras solo 16 meses en el cargo.
La decisión sorprendió al mercado, especialmente porque, una semana antes, la junta directiva había expresado su respaldo al ejecutivo. La repentina sustitución por Brian Niccol, entonces CEO de Chipotle, sugirió que la compañía llevaba semanas buscando un reemplazo.
Algo similar ocurrió en Tigres, donde esta historia se ha repetido al menos cinco veces en los últimos cuatro años. Ferretti, Herrera, Ruiz, Siboldi y ahora Paunovic han vivido historias bastante (y preocupantemente) similares.
Aunque, en el caso puntual de Paunovic, es probable que él mismo ya quisiera irse. Debe ser agotador implementar una metodología y una disciplina que no son comunes en el fútbol mexicano. Y, encima, lidiar con los abucheos semana tras semana en tu propio estadio.
Los deportistas, en todos los deportes, son gente difícil de dirigir. Pero en México, según se cuenta, además de ser difíciles, no son muy adeptos a la disciplina y el trabajo duro.
Si a los jugadores (o a cualquier profesionista en cualquier empresa) se les conceden caprichos, rara vez los agradecen y nunca considerarán que deben algo a cambio. Se convierte en el juego de nunca acabar.
Hoy, con la liquidación en el bolsillo, Paunovic seguramente goza de mayor bienestar y paz mental.
A partir de este pasado domingo, el excapitán y referente del equipo asume un rol clave en un momento de alta exigencia para la estabilidad y competitividad del club.
Ojalá esta sea una buena apuesta profesional para Pizarro, quien, no olvidemos, no tiene experiencia en el puesto de entrenador. No imagino que, como parte del plan de sucesión de una empresa, pongan al frente de su principal negocio a alguien sin experiencia, por más corazón que el directivo tenga (Bueno, López Obrador lo hizo al poner al frente de áreas críticas del país a personas sin experiencia).
No vaya a ser como lo mencionó en redes un usuario de X: “Te libras de Guido si no funciona. Quedas como un visionario si sí funciona. Hasta donde llegue no será tu culpa, pues al aficionado se le dio lo que quería (correr a Paunovic y poner a alguien a quien idolatran). Al final, Culebro jugó muy bien sus cartas y ha salido bien librado.” (@RVillazaenz).
En fin… Como aficionado de Tigres desde hace muchos, muchos años, espero que esto sea para bien. Y que, para Guido Pizarro, esta sea la primera de muchas grandes etapas como entrenador de fútbol profesional… aunque esta decisión difícilmente la veríamos en una empresa como en las que usted o yo hemos trabajado.
El autor es Doctor en Filosofía, fundador de Human Leader, Socio-Director de Think Talent, y Profesor de Cátedra del ITESM.
Contacto: rogelio.segovia@thinktalent.mx