Poco después de un año, la nueva aerolínea Mexicana de Aviación ha comenzado a tener turbulencias significativas, pues con el recorte de 8 destinos de forma súbita, la empresa solo se queda con una decena de rutas en los destinos más importantes del país y una flota de dos aeronaves según lo registrado por la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC).
En diciembre del 2023, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador tuvo que acudir al Ejército de emergencia para que éste le cediera tres aeronaves de la Fuerza Aérea para poder cumplir con la promesa de devolver al aire a Mexicana.
La Defensa le dio tres aeronaves, pero estas no serían suficientes para comenzar a operar los 20 destinos prometidos. Para ello, acudió a una empresa prácticamente quebrada: TAR, que ofrece vuelos regionales y que entonces tenía una flota de 5 aeronaves con una capacidad de 50 pasajeros cada una, fue la elegida.
En ese momento, Mexicana firmó un contrato de arrendamiento húmedo con TAR para que esta le operara, con dos de sus aviones y sus tripulaciones correspondientes, una serie de destinos como Acapulco, Villahermosa, entre otros.
Como parte de ese contrato, Mexicana pagó 333 millones 67 mil 238 pesos, indicó el Grupo Aeroportuario, Ferroviario y de Servicios Auxiliares y Conexos Olmeca, Maya, Mexica (GAFSACOMM) en una solicitud de transparencia realizada en noviembre por El Financiero.
Cabe recordar que el gobierno tenía la opción de cortar el suministro de turbosina a Transportes Aéreos Regionales (TAR) desde 2022 por impagos, tal como lo hizo con Interjet y Aeromar, sin embargo, a pesar de que la aerolínea queretana acumuló desfases en más de 20 mil facturas entre 2022 y septiembre de 2023, se le permitió seguir operando.
La salida de TAR como socio-operador de Mexicana en vuelos que tenían la cualidad de ser más cercanos a rutas regionales pone en entredicho la promesa con la que se revivió a Mexicana, que fue atender mercados aéreos que no eran servidos por las aerolíneas privadas.