Donnie Tee, el golfista presidente, le dio un buen trato a China, al menos por los próximos 90 días. Eso, si el “líder del mundo libre” no se levanta del lado equivocado de la cama en ese lapso.
Desde la convención bancaria reportó el Maestro Quintana, cuya columna en este su periódico El Financiero siempre se agradece. Robinson, uno de los tres laureados con el Nobel este año, dice que Trump es un pragmático que siempre está dispuesto a cambiar sus estrategias cuando no le funcionan, comentario que ganó la admiración de los banqueros y ejecutivos financieros reunidos en el evento en la incómoda Vidanta. Nos reportó también el Maestro Quintana que ese faro de sensatez llamado Luis de la Calle dijo que es pesimista sobre el corto plazo y optimista en el largo, que es una manera elegante de decirle a Robinson que no la amuele; que su presidente no sirve para nada.
No sabía que ahora en inglés a los descerebrados se les dice pragmáticos. Te diré que llegué de un mundo raro, diría José Alfredo Jiménez; todo es muy raro, hubiera dictado Gil Gamés desde el mullido sillón del amplísimo estudio.
Otro astro matutino de lucidez de El Financiero, Gabriel Casillas, dijo que hay espacio para que la política monetaria continúe con sus reducciones de tasa de 50 pb dosificadas de aquí a fin de año para llegar a 7.5 por ciento anual. Es como de curso de macroeconomía para párvulos; tenemos una contracción en la curva de inversión y ahorro, en el mercado de bienes, y quizá la única forma de compensarla es mediante una reducción de la tasa, para mantener el PIB aunque sea constante.
También noticias en el frente Pemex: el fondo soberano de Noruega está deshaciéndose de los bonos de Pemex, alegando corrupción acumulada desde 2004. Desde tiempos inmemoriales, Pemex emitió esos papeles como república independiente para que no contaminaran la calificación de los bonos soberanos, lo cual va a pasar de todas formas. Las noticias de Pemex de ayer son que ya no van a exportar crudo, y procesarán todo lo que extraemos en Dos Bocas. Mientras la expectativa siga siendo que la empresa pierda dinero, y mientras no se limpie la reputación del negocio, Pemex será fuente de atrición y pobreza, no ingreso y riqueza.
Una idea, si me lo permite, presidenta. ¿Y si sigue usted exportando el crudo pesado, e importa ligero para el sistema de refinación nacional? ¿Y si trae usted capital privado a la refinación, no le liberaría eso flujo de caja para atender a los pobres? ¿Y si mejor desarrolla el mercado de gas, pero ya no con Pemex, sino con quienes han adquirido experiencia para hacerlo a través del fracking en los Estados Unidos?
Y para acabarla de amolar: el gusano barrenador. Erradicado desde 1991, reapareció en el ganado, y ya no podemos exportarlo. La solución desde el podio mañanero: “Pues ya lo venderán después”. Desmantelar los servicios de salud animal e inocuidad agropecuaria, cuesta; es grave destruir instituciones.
En este mundo y país raro, todo lo que nos dicen que están haciendo, en términos de política fiscal, monetaria, energética, agrícola e institucional, es insuficiente, porque es de corto plazo, y no tiene como objetivo el crecimiento de la economía. El objetivo binacional es la consolidación en el poder de partidos autoritarios, en México, y en los Estados Unidos.
Lo que necesita México es retomar una agenda de competitividad, productividad, y capital humano. Benito Solís, otro brillante lucero de la mañana, en El Financiero de ayer reportó que hay menos empresas formales registradas. Eso es una tragedia, derivada de un esquema fiscal que promulga la idea errónea de que los empresarios malos malos explotan al pueblo bueno bueno y el gobierno mejor mejor (que el anterior) debe remediar esa injusticia. Es importante que la sociedad mexicana entienda que las políticas desde el 2018 apenas sí han movido la aguja de la distribución del ingreso, a un costo brutal en términos de crecimiento económico y expectativas de país.
Colofón: No puedo votar por los jueces porque la abstención es la única protesta posible ante esa simulación. Bien se lo dijo Lorenzo a Brozo: ahora le van a echar la culpa al INE de todo lo que salga mal, y ahí se irá por el drenaje lo que quedaba de la democracia.
Pues así de optimista está esta columna que a pesar de ser sobre todo y nada, creció al 0.2 por ciento. Claro, en Suiza estaríamos mejor, pero es más caro. Además, pobres suizos. Ellos qué culpa. Ni modo que les caigamos en masa en su paisito sin mar.