Muchas personas se preguntan si vale la pena ir a votar el próximo 1 de junio, fecha en que se elegirán 881 cargos del Poder Judicial. La pregunta surge por varias preocupaciones.
Algunas de las principales son: escepticismo respecto a reforma misma; la posibilidad de fraude electoral; las campañas que fomentan el no acudir a las urnas; la falta de conocimiento de los cargos a votar; limitada identificación de las personas que aspiran a uno de estos; entre otras. A pesar de estas inquietudes, la respuesta a la pregunta sobre si realmente tiene sentido votar, es un rotundo SÍ.
Respecto a la primera, más allá de coincidir con la renovación por voto popular del Poder Judicial, es importante tener claro que – nos guste o no – es algo que va a suceder.
En cuanto a la segunda, aunque existe la posibilidad de que se falsifiquen los resultados de las boletas, lo más probable es que el verdadero fraude electoral sea la movilización del voto. De tal forma, nuestro voto puede definir los perfiles que ocuparán dichas posiciones.
Por su parte, la tercera solo tendría sentido en caso de que se requiera un mínimo porcentaje de participación respecto a la lista nominal para que la elección sea válida. En este caso, incluso si solo diez personas ejercen su voto, el resultado será reconocido como legítimo y, por lo tanto, vinculante.
Finalmente, conforme al saber de los cargos y las personas que aspiran a ellos, dado que la respuesta a las últimas tres cuestiones advierte la importancia de salir a votar, solo queda investigar un poco. Desde luego que una elección tan grande, con tantos candidatos, con tantas boletas, en numerosas materias, es abrumadora; pero no está de más hacer la tarea. Hay esfuerzos que la simplifican.
Vale la pena resaltar dos: el portal del INE “Conóceles” https://candidaturaspoderjudicial.ine.mx/ y el análisis realizado por la periodista y académica Viridiana Ríos y su equipo https://www.viririos.com/eleccion-judicial.
El primero es habilitado en cada elección y brinda información específica, curricular y de trayectoria general de quienes competirán. Por su parte, Viridiana hizo un ejercicio con el que simplifica la decisión de dos boletas: la morada, que es para la Suprema Corte de Justicia y la verde, que es para el Tribunal Disciplinario. En la primera se elegirán nueve posiciones y en la segunda cinco.
Ella analizó con bastante detalle los perfiles las personas candidatas que aparecerán en dichas boletas y otorgó una “calificación final”, que es más alta para quienes – a su parecer – son mejores. Pondera qué tan progresistas son, su experiencia, propuestas implementables, que valoren la separación de poderes y no tengan vínculos políticos evidentes. Ella define “ser progresista” con interpretar la ley con un enfoque orientado en la justicia social. Ahora bien, su análisis presenta la lista de las y los aspirantes con información desglosada en varias columnas.
Su análisis permite revisar, en un mismo documento, el último cargo que ocuparon, sus estudios, si han estado involucrados en algún escándalo de mala praxis y/o corrupción; así como posibles nexos con figuras políticas. El contenido de cada una de estas columnas cuenta con enlaces que permiten verificar los datos expuestos. Vale revisar tres columnas principales en caso de que queramos establecer un criterio propio: antecedentes, afinidades políticas y descripción de CV.
Su enorme esfuerzo facilita la evaluación y el ejercicio de un voto informado. Además, es motivación el saber que podemos elegir únicamente a quienes nos convencen – sin llenar todos los espacios en la boleta –. En cualquier papeleta podemos seleccionar solo dos nombres, y solo esos se contarán.
Hay perfiles que valen la pena, con experiencia comprobada, formación académica sólida que conocen de la materia desde la parte teórica y práctica, sin antecedentes criminales ni afiliación política. Por eso, aunque sea con acordeón en mano para identificar el número de aspirante por color de boleta, salgamos a votar.
X: @marlenemizrahi